HÉROE ANÓNIMO DE MIDWAY
“Humíllense, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él los enaltezca a su debido tiempo” (1 Pedro 5:6).
Tras el ataque japonés a la base de Pearl Harbor, Joe Rochefort logró descifrar los códigos de comunicación de la armada nipona. Estacionado en una base de inteligencia en Oahu, Joe predijo que los japoneses atacarían Midway el 3 de junio de 1942, y así sucedió. Gracias a su predicción, Estados Unidos le propinó a la armada japonesa su primera derrota en trescientos cincuenta años. Japón perdió cuatro navios, un crucero, dos mil quinientos hombres, trescientos veintidós aviones y a sus mejores pilotos.
Lo extraño es que Rochefort nunca recibió un reconocimiento por su estupenda labor. De hecho, algunos personajes con influencia en Washington falsificaron informes y se quedaron con el crédito, a pesar de que le correspondía a Rochefort. El gobierno cerró los casos durante cuarenta años y Rochefort jamás recibió el reconocimiento que merecía. Lo retiraron del servicio de inteligencia y fue asignado a un dique flotante en San Francisco.
En el libro Deceit at Pearl Harbor [El engaño de Pearl Harbor], Ken Landis, Rex Gunn y Robert Andrade citan una nota que Rochefort dejó en su escritorio. La nota decía: “Podemos lograr cualquier cosa siempre y cuando no nos preocupe recibir el crédito”. Y los autores agregan: “Esa fue la actitud que hizo que se ganara la batalla de Midway”. En 1985 Rochefort fue galardonado postumamente con la Medalla del Servicio Distinguido de la Marina, en 1986 recibió la Medalla Presidencial de la Libertad y en 2000 entró al Salón de la Fama de la Agencia de Seguridad Nacional.
Si no recibes el reconocimiento que supones merecer, no te desesperes. ¿Recuerdas lo que le pasó a Mardoqueo? Cuando él descubrió la conspiración de Bigtán y Teres (ver Ester 2:19-23), nadie reconoció su trabajo. Mucho después, por esas cosas maravillosas que les ocurren a los hijos de Dios, el rey se enteró de lo que había pasado y Mardoqueo, finalmente, recibió su recompensa (Ester 6:1-14). Dios sabe por qué permite ciertas cosas.
Como no es seguro que en esta vida puedas recibir todo el mérito por tu trabajo, te recomiendo que hagas planes para que, en ocasión de la Segunda Venida, recibas el máximo galardón, la vida eterna.
Tomado de: Lecturas Devocionales para Jóvenes 2016
“Visita mi Muro, 366 Mensajes que Inspiran”
Por: J. Vladimir Polanco
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