Más amigo de la verdad
«He escogido el camino de la verdad» (Salmo 119: 30).
Como es sabido por muchos de nosotros, Aristóteles no solo fue el discípulo más aventajado de Platón, sino también un gran amigo del sabio filósofo. Sin embargo, en algún momento el alumno comenzó a diseminar ideas que parecían contradecir las enseñanzas básicas de su maestro y amigo. Por ejemplo, mientras Platón promovía el racionalismo, Aristóteles era partidario del empirismo.
Cuenta la historia que un día alguien se le acercó y le dijo:
Aunque Aristóteles admiraba a su maestro, quería a su amigo, y respetaba la profundidad del pensamiento platónico, no dudó en dar esta respuesta:
En la vida tendrás que decidir entre tus amigos y tus convicciones religiosas, ¿qué harás cuando llegue el momento? ¿Conoces a alguien que prefirió ser fiel a un maestro antes que a la verdad?
Los jóvenes adventistas que estudian en instituciones educativas no cristianas saben muy bien de lo que estoy hablando. Reflexionemos un momento en el tema de la creación del mundo. Tu profesor tiene una cosmovisión distinta a la tuya. Tú aceptas por fe que Dios es el creador de todo lo que existe; sin embargo, tu profesor no se considera a sí mismo como el resultado de la obra de un Dios de amor, más bien se cree el producto final de un largo proceso evolutivo en el que los más fuertes se imponen sobre los más débiles. Mientras tú crees que eres producto de la artesanía divina, él se considera el último eslabón de una cadena repleta de animales. ¿Qué harás? ¿Creer en tu maestro o aceptar la verdad?
Muchas veces tendrás que decirle a más de una persona: «Te aprecio, te respeto, me considero tu amigo, pero soy más amigo de la verdad». Y es que, como dijo Epicreto, «la verdad siempre triunfa por sí misma». Finalmente, no olvides un asunto: la verdad no es una cosa, no es una doctrina, la verdad absoluta es una persona, la verdad es Jesús (ver Juan 14: 6). Ser amigos de la verdad es ser amigos de Cristo.
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