Benjamín
“¡Que el Dios Todopoderoso permita que ese hombre les tenga compasión y deje libre a su otro hermano, y además vuelvan con Benjamín! En cuanto a mi, si he de perder a mis hijos, iqué le voy a hacer! ¡Los perderé!. Génesis 43:14.
¿Quién o qué es tu “Benjamín”? Obviamente, no estoy preguntando por tu hijo o hermano menor, porque la respuesta puede ser: “no tengo”. Estoy hablando de algo más profundo, más íntimo, más cercano a aquel rinconcito de tu corazón que reservas exclusivamente para gente muy especial.
¿Quién es tu Benjamín? Jacob estaba dispuesto a pasar hambre, quizás hasta a morir, con tal de no dejar ir a su último hijo. Discutió, renegó, buscó alternativas. Recién aceptó dejar ir a su Benjamín cuando no tuvo más opciones, y después de recibir todas las promesas que podría llegar a imaginar de parte de sus hijos mayores.
¿Quién es tu Benjamín? ¿Qué es o quién es aquel (o aquello) de lo que te es tan difícil desprenderte, deshacerte?
En el caso de Jacob, las razones eran simples y claras. Último hijo, el hijo de su vejez, el último hijo que le dio su amada Raquel, el hijo que quedó en sus brazos cuando Raquel murió, el hijo que ocupaba el lugar del hijo amado que había perdido (según él), asesinado por una fiera del desierto.
¿Acaso Jesús es nuestro Benjamín? ¿Qué cambiaría en tu vida y en la mía si Cristo lo fuera? ¿Qué diferencia habría en nuestras vidas si quisiéramos y defendiéramos a Cristo a nuestro lado, como Jacob defendió a su hijo menor? ¿Qué otros elementos se verían modificados en nuestra perspectiva, si el Hijo de Dios fuese lo más importante, lo más querido, lo más protegido, lo más cuidado en nuestra vida?
Quizá la gran pregunta, aquella que no quiere callar, es: ¿Por qué Cristo no lo es? ¿Qué es o quién es lo que (o el que) ocupa ese lugar tan especial en nuestra vida?
La gran cuestión de nuestra vida es que, en el orden de las palabras, en nuestro discurso (por lo menos, los días de culto), afirmamos que Cristo es lo más importante. Nuestras acciones, muchas veces -lamentablemente-, gritan lo contrario. Tantas y tantas cosas nos son más importantes que Jesús.
En serio. Piensa, y reflexiona con tu mente y con tu corazón. ¿Quién es tu Benjamín?
Tomado de: Lecturas devocionales para Jóvenes 2014
“365 Vidas”
Por: Milton Betancor
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