Solo espera a que pase la noche
Un momento será su ira, pero su favor dura toda la vida. Por la noche durará el lloro, y a la mañana vendrá la alegría. Salmo 30:5.
Si toda la solución que Dios tuviese para nosotros, en relación con la experiencia del sufrimiento, fuese darnos fuerzas para aguantar y creatividad para extraer las posibles bendiciones disfrazadas del dolor, acompañarnos con su simpatía y hacernos sentir que Jesús nos comprende porque también transitó la senda del sufrimiento, todo esto ya sería algo muy valioso. Pero no podría eliminar la angustia que nos provoca la compañía constante del sufrimiento, y la perspectiva sombría de que vamos hacia la nada y hacia la disolución definitiva de todos los vínculos más entrañables que hemos cultivado sobre la Tierra.
Pero, el mensaje de la Biblia es claro en el sentido de que nuestro Padre amante está preparando una solución definitiva para el drama del pecado y el dolor. Dios está dirigiendo la historia hacia su consumación final, un final feliz y glorioso para los hombres de buena voluntad, que incluye la erradicación definitiva del sufrimiento y, por supuesto, de lo que en última instancia lo origina, que es el pecado.
Todos nuestros padecimientos, pero también nuestros goces terrenales, finalmente pasarán. Nada es permanente de este lado de la eternidad. No podemos hacer de este mundo nuestro paraíso, porque está destinado a perecer. Pero, lo que más quisiera destacar es que el sufrimiento no durará para siempre. Aun en esta vida, los momentos de dolor son transitorios; tienen un límite y un final, aun cuando vendrán otros, por otros motivos. Pero, lo más importante es que un día desaparecerán para siempre. “Por la noche durará el lloro”. Sí, hay noches oscuras en nuestra existencia, y en esos momentos lo único que podemos hacer es, tomados del brazo fuerte de Dios, soportar mientras duran. Pero lo haremos con la esperanza y la certeza de que la noche no durará para siempre: “A la mañana vendrá la alegría”. Ya se acerca la mañana gloriosa del retorno de Jesús a la Tierra, y entonces ingresaremos en la eterna mañana soleada y fresca de la eternidad, en ese mundo mejor, en esa Patria celestial, en ese verdadero Hogar que Jesús está preparando para nosotros.
Tomado de: Lecturas devocionales para Jóvenes 2015
“El tesoro escondido” Por: Pablo Claverie
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